La pérdida de audición ha sido identificada como el factor de riesgo potencialmente más modificable para la demencia. Esta dificultad en la audición es un problema que aumenta con la edad, afectando a > 40% de las personas mayores de 50 años, llegando a ~71% de las personas mayores de 70 años
Escuchar en situaciones desafiantes, o cuando el sistema auditivo está dañado, ejerce presión sobre los recursos corticales, y esto puede cambiar la forma en que el cerebro responde a situaciones cognitivamente exigentes en general.
El profesional de la salud debe estar proactivamente monitoreando el balance auditivo en los adultos mayores para hacer un diagnóstico y tratamiento correcto.
Referencia: Trends in Neuroscience