Para una actividad que ocupa un tercio de nuestra vida, el dormir ha recibido, hasta ahora, mucha menos atención de la que merece por parte de médicos, profesionales de la salud y legisladores.
Sin embargo, las cosas están empezando a cambiar. En parte responsables de este cambio fueron tres científicos que ganaron el Premio Nobel de Medicina /Fisiología en 2017 por su trabajo sobre la base genética de los ritmos circadianos. Gracias a los descubrimientos de Michael Rosbash, Jeffrey Hall y Michael Young, ahora sabemos que los humanos tenemos un reloj molecular: una red de genes que marcan el tiempo y proteínas asociadas que se transcriben, traducen y degradan en un ciclo diario.
Debemos tener una higiene del sueño, la cual afortunadamente ha ganado cada vez más la atención del público, y es clave como terapia cognitiva conductual.
Referencia: The Lancet